De la investigación a la innovación, ¿un paso natural?
Las unidades de investigación, consideradas la unidad básica de organización de las competencias investigativas, facilitan una atmósfera propicia para la generación de nuevo conocimiento científico, el cual en contadas ocasiones logra salir del ambiente académico para convertirse en innovación, entendiendo la innovación como la generación de valor a partir de la aplicación de conocimiento.
Sería válido argumentar que al combinar el interés de generar conocimiento con el interés de generar valor se corre el riesgo de desvirtuar la calidad del ejercicio investigativo, esta posición podría refutarse considerando que al añadir un foco de innovación a una investigación se aumenta el número de actores involucrados e interesados en sus resultados lo cual tiene como consecuencia un incremento en la probabilidad de éxito de la misma. Estos actores no sólo participarían como beneficiarios de los resultados de la investigación, también se pueden convertir en aliados al momento de ejecutar pruebas piloto o en inversionistas, si así se requiere.
Podría pensarse que las unidades de investigación no están naturalmente diseñadas para engendrar negocios a partir del conocimiento que poseen y generan, pero estas sí están en capacidad de crear redes y alianzas con la sociedad que permitan que el conocimiento fluya desde donde se origina hasta donde pueda ser aplicado y, por qué no, monetizado.
¿Están las unidades de investigación preparadas para dar este paso?
Marinelly Bornacelly
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